MAS QUE NIEVE




El pasado 9 de julio fue día feriado aquí en el país, pero será recordado en especial por los porteños y bonaerenses, porque nevó en Buenos Aires. Sí, cayó nieve durante varias horas, la última nevada registrada fue en 1918, de modo que imagínate la sorpresa y emoción de la gente de Buenos Aires al ver sus calles y espacios cubiertos de una delgada capa de nieve. Quedaron fotos para el recuerdo, mucha gente disfrutó del espectáculo impensado, y fue el tema de conversación del día y hasta creo que del invierno, ja.

Y desde aquí, con algunos grados bajo cero pero sin nieve, yo pensaba y decía: “Qué copado (copado= lindo, chido, rico) sería estar en Buenos Aires ahora! qué ganas de salir a ver la nieve, encontrarme con mis amigos y salir a disfrutar.. Qué lindo sería…si pudiera… si tuviera…”. Me encontré algo triste pensando como muchos de nosotros, qué lindo sería hacer lo que ahora no puedo hacer. Y me quedó eso dando vueltas, cómo nosotros “los humanos” siempre queremos más, siempre nos “falta cinco para el peso” como decimos aquí. Quiero lo que el otro tiene, quiero que me pase lo que al otro le pasa, veo y quiero, veo a los demás y lo que tengo no me alcanza.

Más allá de las ganas de estar en Buenos Aires el día que nevó, y ya dejando la tristeza, pensaba que en la vida a veces nos encontramos extrañando, deseando ese "algo" más. No hablo del inconformismo, sino de eso que Salomón describió tan bien: “No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni privé a mi corazón de placer alguno, porque mi corazón se gozaba de todo lo que hacía…”, y luego concluyendo: “…aborrecí la vida, pues la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa, por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu”- Ecles. 3-. Aún sin privarse de nada de lo que deseaba, teniendo todo –y creeme que tenía todo!-, aborreció la vida y todo le pareció nada, qué paradoja. Todo es vanidad, todo desaparece como el vapor, decía Salomón.

Y ahí es donde uno más desea, más tiene y más quiere, y nunca es suficiente, siempre falta, y no se disfruta lo que ya se tiene. La cuestión es que detrás de todo eso hay vacío, vacío en el alma que tratamos de llenar, de satisfacer. No te pasó que luego de desear algo y tenerlo, lo que sea, pensaste “está bueno, PERO…”?

Hay una satisfacción, un sentirte completo que no lo vas a vivir hasta que tu corazón sea lleno del perfecto amor de Dios. Es lo que te hace sentirte satisfecho aunque tengas mucho, poco, o no tengas lo que querés, o no tengas nada. Es ese “suspiro de alivio” que le da sentido a tu vida, a tu trabajo, a tu lucha, a tu música. Es ahí en donde sabés que tenés la completa paz, y como consecuencias de esa paz podés disfrutar lo que tenés y trabajar para tener lo que querés tener, pero desde otra óptica, con otro sentido. Porque mis queridos bloggers, la vida es más que vanidad… y también es más que nieve, jeje.

Un abrazo



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