OYENDO A SMITTY


Anoche escuchè “My place in this world” de Michael Smith, te acordàs? Estaba viendo en la PC “qué tengo y qué no tengo” de música, y me encontré con esa canción, que está ligada con recuerdos de hace unos años. Recordé la versión argentina de la canción –por Aldo Angeleri… alguien se acordará?- y recordé esa época de búsqueda, donde me identificaba con la lírica; buscando respuestas, buscando mi lugar. Y me encontré pensando en momentos de mi vida asociados con canciones. Te sucede a veces esto? escuchaba “Emily” y recordaba mis “peleas” con el piano, “Rasguña las piedras” de Sui Generis y el asombro y dolor ante el “Proceso de Reorganización Nacional” en mi país, algunas rolas de Air Supply y algún amor, podría citar muchas más, pero lo que quería compartirte es esto que recordé también, los momentos en que no podía escuchar “X” canción porque me traía recuerdos que me seguían lastimando. Y recordaba algunos llantos de impaciencia porque el dolor parecía instalado en mi corazón, como que nunca se iba a ir, “mis días son como una sombra que se va y me he secado como la hierba” –Sal. 102:11-.

Pero luego el dolor pasó. Siempre pasó. A veces uno se dispone a que las heridas sean curadas. Y a veces preferimos tapar o ignorar el dolor, hacer como que no está. El lado malo de esto último, es que siempre, tarde o temprano regresa, tal vez tomando otras formas, otras expresiones, pero regresa. Es mejor dejarse curar… como si fueses el que está tirado en el camino, y alguien te lleva en brazos, y te deja donde pueden limpiarte las heridas, y de a poco, el dolor comienza a pasar, y comenzás a ponerte más fuerte.

Tal vez ahora escuchas alguna canción y cambias de radio porque te trae recuerdos dolorosos, pero qué bueno sería que dejes que Dios intervenga en tus heridas. Porque no es que luego aparecerá la “amnesia” que hará que olvides lo que pasó, pero vas a recordar las cosas de otra manera, desde otra óptica, porque estás mirando con otros ojos. Si… con Sus ojos. Eso es absolutamente posible, lo sé bien. Puede que lleve tiempo, pero sí, sucede. El dolor pasa. Y se va, y no vuelve.

Puede ser que estés en medio de ese proceso, donde aún las lágrimas asoman, donde estás esperando que sea completado todo esto, donde buscas fuerzas porque es como de madrugada y todavía el cielo no se aclara, y no sale el sol, pero quiero animarte. Yo creo que también a esto se refería Isaías cuando hablaba de “los que esperan…”. Es posible abrir las alas enormes como las águilas y subir, y ver las cosas desde otro lugar, pero es posible… esperando en Él.

No te bajes. No le aflojes ahora, falta poco. Te digo que falta poco.

Un abrazo.




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