REBORDES DE VIVENCIAS



Llego a la conclusión de que Dios me sorprende al 100%. Lados inesperados de sus planes, lados de su carácter y su forma de hacer las cosas que me sorprenden y me dejan pensando. Él mismo saliendo al encuentro de mis cuestiones y dejándome sin palabras, sin excusas, sin ningún blog ni canciones que presumir. Y todo en estos días, en estos días de locura. O sea cuando ni me esperaba que Él tendría ganas de enseñarme algo de sí.

Quién iba a decirlo; yo con la mente en diez cosas diferentes a estas alturas del año -influenza A incluída- y Él queriendo enseñarme algo importante. Al fin sucedieron los cambios de planes, desencantos personales y no personales, decepciones ídem, en fin. Y me encontré parada en medio de lugares donde ya no quería estar y junto a gente con la que en realidad no tenía nada que ver. Y se detuvo la maquinaria, y frené. Y me callé un poco la boca, y paré de planificar, entonces por fin Él pudo hablar.

Entonces por fin pude empezar a escucharlo. Digo "empezar" porque sé que todavía la clase no termina. Todavía tengo que aprender y todavía tengo que dejarme enseñar.
Y ahora estoy entendiendo que no tiene que ver con lo que hagan los demás. Tiene que ver con qué hago yo.

Y no tiene que ver con los quinientos errores que cometí. Tiene que ver con qué decido esta vez.

Y que no tiene que ver con cambiar a los demás. No puedo transplantarle las ideas a nadie. Tiene que ver con cambiar yo para no cometer los mismos errores.

Entiendo que ya no tiene que ver con el entorno en que crecí, cómo me trataron, lo que me hicieron o no me hicieron; tiene que ver con dejar que el corazón sane o no. Esto que parece tan simple, tan básico lo sabemos tan bien... pero a veces es tan difícil llevarlo a la práctica. Podemos escribir y componer tanto e igual seguir inmaduros en estas cosas, como el poeta que escribe del amor y jamás se atrevió a abrir el corazón, como el maestro sin vocación, como el gobernante sin fe.

Y entiendo que estos momentos de aprendizaje te marcan la vida. Se ve más nítido, se ve más claro quienes somos, hacia dónde vamos. Uno puede tomarlo como "me fallaron, me decepcionaron" y quedarse ahí, o puede buscar mas allá. Uno puede querer algo más que la decepción, que el dolor. Y ahi Dios está para auxiliarnos, abrazarnos y enseñarnos. Y llevarnos a recordar que podemos perdonar y hasta bendecir a las personas. Y uno decide cómo seguir.
Ah, no busques melodías o resplandores en estas palabras... sólo comparto un cachito de lo vivido en estos días. Sólo eso...




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