BAJO AMENAZA?
Mientras más escuchan, mayor el silencio. Extrañamente dejan de charlar. Lo que oyen es desagradable, digamos feo. Tal vez algo ajeno pero no por eso menos pavoroso o menos intimidante. Ups, no habían oído algo así antes. Y por lo general se ponen a charlar durante una prédica o algo así pero esta vez… esta vez da miedo y no dan ganas de hablar. O por las dudas mejor no hablar. De modo que continúan escuchando el relato y la descripción en respetuoso y atemorizado silencio.
Se miran y hay sorpresa en la mirada, hay signos de interrogación en las pupilas. Se callan un poco más, y luego intercambian onomatopeyas como wow, auch, uuuy. A continuación no dudan en bajar el archivo. Y en algún momento, en algún lugar, finalmente te lo dirán: “tengo material sobre el infierno”.
Gente contándolo en español or in english. Gente de distintas edades y formaciones. Gente que lo vio, gente que estuvo o no, gente que lo relata de a uno, de a dos, de a siete. Informes, registros en audio.
Holaaaaa, díganme algo que no sepa por favor. EL INFIERNO EXISTE. No es broma, no es ajeno. Existe.
Y no estoy haciendo una apología de “niegue la importancia de saberlo”, para nada. Y menos poniendo en duda nada de lo que oí. No es el punto.
Me molesta en algunos casos la manera en que hablamos sobre lo que creemos. Me molesta que me hablen del infierno como amenaza latente, diciéndome “cuidado” a cada paso. Me molesta que me quieran enseñar que todo tiene que ver con ir al tercer cielo o a las llamas.
Es que algunos estamos –me incluyo como forma empática de decir “no me es ajeno”- tan preocupados por difundir info sobre el infierno, que cuánto mide, que cuántas puertas, cuántas ventanas, qué tan agudos son los gritos, que nos estamos olvidando de ver donde estamos cimentados. Algunos nos hemos basado en esto para predicar acerca de la santidad y de mantener limpio el corazón. Y sin saberlo, hemos mostrado un Dios amenazante y desamorado, que no desea relacionarse con nosotros. Hemos predicado que debemos vivir bajo amenaza.
Otros en cambio, también preocupados en difundir la info, hemos desarrollado un concepto amarillista al respecto y nos desenfocamos del concepto de relación Dios- hombre. Claro que esto ha sido de manera inconsciente. Pero afecta la fe genuina y el concepto de relación personal con Dios.
Por mi parte y desde aquí, realmente no deseo escuchar más testimonios sobre el infierno de momento, y no tengo ganas de usar dicho material como inyección energetizante, como algo que me añada una dosis de miedo para mantener el corazón y el cuerpo limpios, o de la misma manera para mis semejantes. Te lo agradezco pero no. Necesito relacionarme con Dios de manera sana, una relación de amor, de confianza. Y conocerle mejor, y no tener miedo de acercarme a su presencia. Necesito ser amiga de Dios. Y sé que Él no desea verme y vernos viviendo bajo amenaza. Que las decisiones que tomemos en la vida sean a partir de el querer mejorar, el querer crecer, no del miedo a morir quemados.
Se miran y hay sorpresa en la mirada, hay signos de interrogación en las pupilas. Se callan un poco más, y luego intercambian onomatopeyas como wow, auch, uuuy. A continuación no dudan en bajar el archivo. Y en algún momento, en algún lugar, finalmente te lo dirán: “tengo material sobre el infierno”.
Gente contándolo en español or in english. Gente de distintas edades y formaciones. Gente que lo vio, gente que estuvo o no, gente que lo relata de a uno, de a dos, de a siete. Informes, registros en audio.
Holaaaaa, díganme algo que no sepa por favor. EL INFIERNO EXISTE. No es broma, no es ajeno. Existe.
Y no estoy haciendo una apología de “niegue la importancia de saberlo”, para nada. Y menos poniendo en duda nada de lo que oí. No es el punto.
Me molesta en algunos casos la manera en que hablamos sobre lo que creemos. Me molesta que me hablen del infierno como amenaza latente, diciéndome “cuidado” a cada paso. Me molesta que me quieran enseñar que todo tiene que ver con ir al tercer cielo o a las llamas.
Es que algunos estamos –me incluyo como forma empática de decir “no me es ajeno”- tan preocupados por difundir info sobre el infierno, que cuánto mide, que cuántas puertas, cuántas ventanas, qué tan agudos son los gritos, que nos estamos olvidando de ver donde estamos cimentados. Algunos nos hemos basado en esto para predicar acerca de la santidad y de mantener limpio el corazón. Y sin saberlo, hemos mostrado un Dios amenazante y desamorado, que no desea relacionarse con nosotros. Hemos predicado que debemos vivir bajo amenaza.
Otros en cambio, también preocupados en difundir la info, hemos desarrollado un concepto amarillista al respecto y nos desenfocamos del concepto de relación Dios- hombre. Claro que esto ha sido de manera inconsciente. Pero afecta la fe genuina y el concepto de relación personal con Dios.
Por mi parte y desde aquí, realmente no deseo escuchar más testimonios sobre el infierno de momento, y no tengo ganas de usar dicho material como inyección energetizante, como algo que me añada una dosis de miedo para mantener el corazón y el cuerpo limpios, o de la misma manera para mis semejantes. Te lo agradezco pero no. Necesito relacionarme con Dios de manera sana, una relación de amor, de confianza. Y conocerle mejor, y no tener miedo de acercarme a su presencia. Necesito ser amiga de Dios. Y sé que Él no desea verme y vernos viviendo bajo amenaza. Que las decisiones que tomemos en la vida sean a partir de el querer mejorar, el querer crecer, no del miedo a morir quemados.
Un abrazo.
