ES LO QUE HAY?



Esta frase está muy usada en estos días, al menos aquí en Argentina. Por ejemplo, cuando trabajas en algo que no te gusta, cuando no te alcanza el dinero para comprar tal o cual cosa y tenés que comprar lo más barato etc., por lo general dicen: “Y bueno… es lo que hay”. Es como si dijeras: “Tengo que conformarme con esto”.

Esta frase inclusive se aplica a los afectos, por lo general en son de broma, como diciendo: “Y bueno, es lo que quedaba, es lo que me tocó, es lo último que había”.

La cosa es que a veces uno se siente así, como si la vida en general dijera de nosotros: “Y bueno… es lo que hay”. Como si fuésemos la capa superior pegada a la cáscara del queso, el dulce que queda en el fondo del frasco, el plan C, el borde de una tabla de madera del Titanic, un micrófono de 10 dólares, la última alternativa. Cuando nos sentimos así, como “lo que hay”, realmente comenzamos a creerlo, y comenzamos a actuar como “lo que hay”. Lo que crees que sos condiciona tu vida. Hay gente -lo habrás visto en los músicos- que tiene mucho talento y aptitudes, pero se cree loser, y termina siéndolo, porque vive lo que cree.

Muchas veces creemos que somos “lo que hay” porque nos criamos con palabras como “no servís”, “sos un inútil”, etc., o porque siempre nos compararon con alguien y fuimos los del segundo lugar. O por lo que vivimos, porque en alguna parte de nuestra vida salimos perdiendo y quedamos como perdedores, derrotados, patéticos, objeto de comentarios, de burlas o lo que sea. Como si nadie esperase nada de nosotros. Como si nadie confiara en que podemos triunfar, ganar, brillar. Estas cosas pueden condicionar lo que creemos que somos, y en consecuencia pueden afectar lo que vivimos.

Y sé que puede sonar a parte final de un sermón de domingo, o frase de autoayuda, pero realmente es así; no somos perdedores. Y si perdimos confianza, si perdimos la fe, si perdimos el amor, si perdimos el brillo en nuestras vidas, la sonrisa, las ganas de triunfar, los sueños, ya es tiempo de hacer algo al respecto. No podemos vivir como “lo que hay”, porque no estamos diseñados para eso. A un amigo que es excelente mùsico le preguntaron qué había que hacer para ser como él, y respondió: “…la neta, es un chip”. Y es algo parecido esto, Dios tan sabio como es, nos puso “el chip” perfecto, y no tiene que ver con “lo que hay”. Las palabras que te sonarán conocidas “la niña de sus ojos”, “tesoro en vasos de barro” son tan reales que deberían ser la marca de nuestra vida. Porque es verdad, Dios no te hizo de lo que sobra, no te hizo por las dudas, no te hizo de repuesto, de segunda, de plan B, C, o la letra que sea. Hay que creerlo con la cabeza limpia, sin tanto trámite, sólo hay que creerlo, aunque todos y todo parezcan al revés. Y no olvides, tal vez no cambie lo que la gente crea que eres, pero lo importante es lo que VOS o TÚ crees que eres.

NO SOMOS “LO QUE HAY”.

Un abrazo


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