Sí, así me sonaban nuestros añorados Petra cuando cantaban así de onda, como quien no quiere la cosa, en español.

Estaba viendo alguna que otra foto -no mencionaré el medio, en la red, en un álbum viejo, no importa- y pensaba en toda aquella gente que pasa por la vida de uno pero no por un par de días, sino que se nos instala en nuestra existencia, y que después por causas X, desaparece y ya no regresa, no hablo de un amor eeeh... tal vez el quid de la cuestión es qué nos pasa cuando notamos esas ausencias. A veces uno se alivia. A veces uno extraña, y en algunos casos, uno necesita. Claro, puede ser también cuestión de costumbre, como que se te hace un hábito encontrarte con esa gente, ya luego forma parte de TU gente, de MI gente... y un día, te cae la ficha de que ya no están ahí.

A veces noté esas ausencias, pero ya sea por el momento anímico que pasaba, o porque realmente no eran parte de MI gente, opté por dar la espalda al asunto, y hacer como que sufrí amnesia, y rearmé mi vida. A veces, por el contrario, me dolió, y extrañé algunas voces, algunos abrazos, algunas risas y códigos que de pronto me parecieron imprescindibles. Luego, ya pasado el tiempo y más alegre el corazón, concluí que no me serviría en lo absoluto el reproche, o "pasarle la cuenta pendiente" a la persona -o las personas-, sencillamente porque así somos, y todos tenemos nuestros detalles, más o menos notorios, pero todos estamos en proceso de cambio y crecimiento, y a veces nosotros mismos nos aferramos a quienes vemos y olvidamos a quienes se fueron de lo cotidiano. Y a veces somos así, olvidadizos, o tenemos el acto reflejo de tratar de llenar los vacíos, y uno se prepara como para no parar, y no pensar. Y el que se detiene a pensar y extrañar no es mejor que el que no lo hace, simplemente vivió de otra manera.

Lo que no quiero es repetir errores. No quiero olvidarme de mi gente. No quiero estar metida en mis asuntos y no estar cuando me necesiten. No quiero dejarme llevar, quiero cuidar a quienes amo. De la manera que sea, porque no siempre es cayendo en la casa del otro todas las noches con los bizcochitos. Porque me di cuenta que me gusta más vivir amando que sólo hablando de amor.