SER COMO ÉL

Hoy me miré al espejo y me vi diferente.
Al menos diferente a cómo me vi anoche. Hoy me vi, y noté diferentes la forma del rostro, las mejillas, me quedé mirándome por un rato en silencio. Y luego al fin me di cuenta: me estoy pareciendo más a otra persona.
Y luego viendo fotos, encuentro que me parezco más que antes a mi bisabuela materna. Antes me decían que me parecía en algo, el color de la piel, la complexion. Ahora me parezco más.
No lo planeé,no lo premedité. Iba a suceder. Los años pasan y cambiamos. No busqué parecerme: simplemente sucede porque está en mí. Las huellas de la española, mi bisabuela, están en mí. No hablo igual, no tengo el mismo color de voz, ni siquiera tengo su manera de hablar. Sin embargo llevo algo de ella en mí. Si alguien nos conociera en persona a la bisabuela Catalina y a mí, no tardaría en encontrar el parecido.
Complacida, me quedé pensando en esto, y luego me di cuenta de lo que quiero. De lo que quiero para mí.
No quiero que me conozcan como "si, es evangélica, va a una iglesia".
Ni que me identifiquen como gente de bien porque estoy en "la vidriera", porque hablo con un micrófono, porque toco, porque canto, porque blablablá. Uff.
Yo quiero las huellas de mi Jesús en mí.
Quiero amar así. Abrazar así, sanar así.
Quiero tener Su mirada, quiero rasgos distintivos de Su forma de ser como parte de mí, pero de mi vida real, no de la vidriera; de la vida puertas adentro y todo el día.
No quiero repetir frases hechas como mantras para hablarle, y ni siquiera pienso en lo que estoy diciendo.
Y no sé si Dios desea seguir escuchando mi canto gregoriano aggiornado al final de los coros lentos en la iglesia, no lo sé, a mí ya me molesta a veces.
Quiero relacionarme de veras con Él.
Y me di cuenta que ya no quiero tratar de ser buena gente porque es mi deber como cristiana; quiero relacionarme con Él y como resultado ser mejor persona.
No quiero planearlo, necesito vivirlo. Quiero la huella de su amor en mí.
Ser mejor como consecuencia.
Quiero la misma mirada, la misma dulzura en la voz.
La misma risa contagiosa. Los mismos ojos de amor, de perdón. Las mismas ganas de abrazar.
No quiero hablar con alguien y ponerme a pensar qué le puedo decir, qué versículo citarle. No quiero aconsejar sin que me lo pidan, ya no. Quiero ser amiga de verdad, quiero escuchar. Quiero seguir ese camino. Quiero bajar del peldaño de la nada que me terminó llevando a la nada.
Y no quiero omitir ni hacerme la desentendida. Quiero esta vida real junto a Él, TODA incluída. Sin tiempos fuera, sin habitaciones sólo para mí; quiero compartir todo lo que me resta de vida con Él y que esto se refleje en lo que soy, en quien y cómo soy. De lunes a lunes, sin feriados.
Hoy no quiero pensar en qué ejemplo estoy dando, simplemente quiero parecerme a Él.
Y pienso: es mejor vivir queriendo ser como Él que seguir intentando que los demás se parezcan a mí.
